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Nafta Vs Diesel: La batalla de los números

Los números rigen grandes aspectos de la vida cotidiana, desde nuestra economía doméstica, hasta los autos que conducimos o deseamos conducir.

 

Los principales números que miramos a la hora de elegir un nuevo auto suelen ser tres. Primero el precio, luego la cilindrada, y luego los caballos de fuerza. En muchos casos, estos tres numeritos no tienen relación uno con otro, o el precio es demasiado para los caballos que eroga, o la clindrada es mucha por los pocos caballos que entrega, etc. Sin embargo de esta ecuación dejamos de lado otro numerito, el torque.

 

El toque o par motor es, en mi opinión, un dato tanto o más importante que los caballos de fuerza.

 

Aclaremos. Dicho mal y pronto el torque es la fuerza que un conjunto de motor ejerce para mover el vehículo y la potencia (los caballitos). Sería algo así como la capacidad de mantener ese torque a una velocidad constante.

 

Traduciendo todo esto en sensaciones al volante, el torque sería el empuje que tiene el auto para arrastrar su propio peso, es la fuerza que sentimos cuando sacamos el auto de partida detenida, si un auto tiene mucho torque, como un diésel, entonces saldrá con una gran fuerza sin necesidad de “enrroscar” el motor.

 

Dicho esto, solemos asociar mayor caballaje a una sensación de manejo más agresiva. Creemos que una mayor potencia nos hará sentir en un auto más poderoso, y esto no pasa siempre.

 

En mi propia experiencia me he subido a nafteros con más de 90 caballos que al momento de manejarlos unos 10 o 20 caballos parecían haberse quedado en el establo y por el contrario he conducido autos de 70 Hp que empujaban como tractores de soja. Ante esto me dí cuenta que el valor de los Horse Power (Hp) no era suficiente para determinar la expectativa de manejo de ese vehículo.

 

La sensación de fuerza está dada por el torque, mientras que la potencia está más relacionada con la velocidad y la aceleración.

 

Vayamos con ejemplos claros.

 

Peugeot 307 (Cilindrada / potencia / torque)

1.6 16V / 110 Cv  / 13,7 Kgm

2.0 16V / 138 Cv / 19,4 Kgm

2.0 HDI / 90 Cv / 25,4 Kgm

 

En estas 3 versiones sin duda que la que mayor potencia tiene es la 2.0 nafta, pero la que más empuje tiene es la HDI. Entre estas 2 motorizaciones sentirá diferencias en lo que se refiere a las sensaciones de manejo, pero hagamos la comparación entre el 1.6 y el HDI. Si bien hay 20 caballos de diferencia, en la práctica no se sentirán como tales, gracias al gran torque del diésel. Donde sí sentirá la diferencia sea seguramente en los valores de aceleración donde hay 3,7 segundos de diferencia según fábrica. Nada abismal. Pero salvo que quiera salir arando de los semáforos no creo que sea necesario ponerse a probar esos tiempos todos los días.

 

Aún mejor resulta la comparativa en el Volkswagen Golf IV

1.6 / 101 Cv / 14.3 Kgm

2.0 / 115 Cv / 17.3 Kgm

1.9 TDI / 90 Cv / 21.4 Kgm

 

El Peugeot 2.0 nafta por lo menos tenía unos valores de potencia y prestaciones más separados de la versión diésel. En el caso del Golf (y el Bora 2.0 contra el Bora 1.9 TDI de 100 Cv respectivamente) gana por afano el torque del diésel.

 

En este tipo de vehículos se suelen dar las mismas cuestiones, ante una versión naftera de cilindrada chica, una de cilindrada grande y una diésel pasa más o menos lo siguiente: la naftera chica suele ser la más elegida por consumir menos nafta, pero tanto el torque como el caballaje resultan a veces insuficientes para mover con soltura 1,2 o 1,3 toneladas de peso. Este problema suelen solucionarlo las versiones nafteras con motores más grandes, pero a costa de mayor consumo. El diésel sale con fuerza de la partida detenida, pero sin tantas prestaciones de velocidad y aceleración, como recompensa: menor consumo.

 

Así y todo los números sólo son dan una referencia, pero no una verdad innegable. Los valores de potencia, consumo y prestaciones de velocidad y aceleración son obtenidos por fábrica en situaciones ideales que raramente se repliquen en la realidad. La verdad la sentirá cuando maneje ese auto y sienta la fuerza o la potencia o el consumo por su propio juicio.

 

Entonces todo se reduce a Expectativa vs. Realidad. Dele bola a los números, pero dele más a bola a usted mismo.  

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